«Biblo turistas»


Nuestra luna de miel estuvo cargada de sorpresas. Aquéllos lugares desconocidos que visitamos nos obligaban a recorrerlos con cautela, despacio, con los ojos bien abiertos. Muchas veces nos perdimos en aquellas calles de Alemania, Austria o España. Perderse a veces puede ser agradable, otras veces puede ser desastroso. Por ejemplo cuando nos bajamos del tren en una estación enclavada en medio de la nada en los Alpes austriacos.

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Nuestro presupuesto era limitado, así que no pagamos ningún tour, no tuvimos ningún guía ni compramos esas guías turísticas que te muestran qué visitar exactamente en cada ciudad. Lo único que hicimos fue comprar un mapa de Münich, otro de Salzburgo y decidimos ahorrarnos el de Barcelona.

Por un momento nos sentimos tentados a pagar uno de esos buses con azotea que recorren la ciudad. En ellos veríamos lo más destacado de la ciudad y tendríamos un guía que nos explicaría algunas cosas.

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El resultado de nuestra decisión fue que tuvimos que caminar kilómetros y kilómetros cada día. Perdernos (a veces caminamos la misma calle una y otra vez sin entender por qué llegábamos siempre al mismo lugar). Preguntar y preguntar, cansarnos bajo la lluvia o la nieve. Finalmente aprendimos a movernos en cada una de aquellas ciudades, entendimos su forma, su ritmo, su movimiento y, entonces, la descubrimos. Visitamos lugares que no aparecen en las famosas guías turísticas, esos lugares que nadie menciona son los que marcaron nuestra luna de miel. (Pueden ver un pequeño video de nuestra luna de miel aquí http://www.youtube.com/watch?v=SHC4IRDk2_g).

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Al regresar a Costa Rica pudimos entender la diferencia entre descubrir una ciudad y ser un turista. El turista solo logra mencionar esos lugares donde lo llevó el bus con azotea. Mencionará una o dos características de cada uno de esos lugares (comunes) donde van todos los turistas, mencionará aquella comida en aquél mismo restaurante donde comen todos los turistas, mencionará el mismo mercado, la misma tienda y hasta el mismo vendedor. Pero no conocerá la ciudad verdaderamente. Repetirá las misma palabras que dijo el guía turístico, esas que también repiten miles de turistas que también escucharon al mismo guía. Pero no habrá descubierto la ciudad.

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A veces creo que lo mismo sucede con la Biblia. Son pocos los que se atreven a descubrirla en vez de conseguir una guía rápida para entenderla. Pocos son los que la recorren detenidamente, en vez de escuchar a ese montón de gurús de la repetición de versículos fuera de contexto que pululan en tantos grupos e iglesias. Repetirán el mismo versículo que todos repiten el mismo día, lo publicarán en las mismas redes sociales sin entenderlo, sin contexto, sin recorrerlo, sin descubrirlo. Llegarán a los mismos lugares que todos los turistas bíblicos, mencionarán los mismos comentarios que escucharon decir al “guía biblio turísitico”. Serán un turista más, pero no conocerán la Biblia.

Ser un turista bíblico tiene serias implicaciones para la vida diaria. Enumero varias al azar:

  • Genera ese orgullo instantáneo al darse cuenta que tiene algún conocimiento de forma simple y rápida.
  • Mencionará textos de la Biblia sin haber comprendido su verdadero sentido.
  • Los fundamentalistas utilizarán esos versículos mal entendidos para atacar a otros (nada más lejos del propósito por el que fue escrita la Biblia).
  • Criticará a todo aquél que intente profundizar verdaderamente y a todo el que tenga una interpretación contextual de la Biblia.
  • Criticará a todos los que procuran leer la Biblia en sus lenguas (Hebreo y griego).

Un interesante ejemplo de un conocedor de la Biblia y un simple turista es el que se nos ofrece en los Evangelios. Jesús en el desierto, ayunando, justo antes de iniciar su ministerio público, se enfrenta al diablo en una pequeña pero ácida guerra de versículos (es la única vez que Jesús pelea al estilo “esgrima bíblico”, pero lo hace por una razón importante). Cada versículo que menciona el diablo está fuera de contexto (turista), cada versículo con el que Jesús le contesta está bien aplicado y deja en evidencia la ignorancia de su interlocutor. Veamos en Mateo 4, por ejemplo:

—Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está: “A sus ángeles mandará acerca de ti”, y “En sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.” (Salmo 91:11, que habla de la protección del creyente en su vida diaria, no de una supuesta protección cuando el Mesías atente contra su propia integridad de forma voluntaria).

 Jesús le dijo:

—Escrito está también: “No tentarás al Señor tu Dios.” (Deuteronomio 6:16, que hace referencia al episodio de Éxodo 17:7 en el que los hebreos se pelearon ” porque tentaron a Jehová al decir: «¿Está, pues, Jehová entre nosotros o no?»”).

Procuremos turistear menos en las páginas de la Biblia, esforcémonos mejor por ser habitantes de ella.

One Comment

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  1. Esto está buenísimo. Aquella persona que se aprende unos cuantos versículos y con estos atacan inmisericordemente, están más lejos del corazón de Dios que aquellos que ni siquiera se han apuntado a turistear. Ahora entiendo el porqué hasta en nuestro país hay representantes políticos que llegaron a esos puestos por gente que cree que con llegar a recitar versículos bíblicos al plenario legislativo, este país va a salir de todos los problemas. Creo que los tiros siguen saliendo por la culata….la incapacidad ha sido tal que creo que la gracia de Dios sigue quedando relegada y se da prioridad al juicio.

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